la jugada.

Monday, March 28, 2016

Sir Grahan Henry " lo primero que debe ser un entrenador"


Lo primero que debe de ser un entrenador es ser buena persona y si sabe rugby mucho mejor


A través de la escritura – su gran pasión – Sebastian E. Perasso, encuentra en esa forma de expresión, un canal para tratar de hacer una contribución cierta hacia el juego. Su capacidad de observación de la realidad del deporte, y del rugby en particular, sumada a su vasta experiencia en el juego, lo colocan en un lugar privilegiado para desmenuzar la problemática del deporte del rugby. “No escondas tus talentos, fueron hechos para ser usados. ¿De que serviría un reloj de sol en la sombra? Benjamín Franklin Decía un gran entrenador del San Isidro club (Argentina)llamado Miguel “Negro” Iglesias que “El rugby es un deporte fenomenal pero que sino es correctamente transmitido no trascienden sus bondades tanto deportivas como formativas.” Dentro de esa premisa, el rugby infantil necesita de buenos educadores en una etapa tan significativa para la vida de los niños. Graham Henry, ex entrenador de los All Blacks y una de las personas mas prestigiosas del mundo del rugby, se ha manifestado muchas veces en esa misma dirección. Al respecto decía que lo primero que debe ser un entrenador “es una buena persona” y si sabe de rugby mucho mejor… Por allí debe pasar el desafío del rugby infantil, porque si logramos inculcar valores y construir liderazgos positivos entonces lo más sagrado y nuestra mayor reserva moral estará asegurada. El destino dirá si podremos moldear buenos jugadores de rugby. No obstante, si logramos poner los cimientos para formar niños comprometidos con el juego limpio, amantes de la sana competencia y enamorados de su club, el éxito de la gestión estará largamente asegurado. Tenemos como educadores el desafío de dejar atrás concepciones nocivas para el deporte y poner toda nuestra capacidad y energía en el aspecto meramente formativo. Educándolos a través de la enseñanza y el propio ejemplo podremos moldear argentinos de bien, que sean valiosos para la comunidad en la que vivan. Más allá de métodos y estilos de enseñanzas, debemos aspirar a lograr algunas coincidencias básicas. El rugby infantil es un espacio lúdico y recreativo, un lugar de esparcimiento y de disfrute conjunto. Al margen de la natural competitividad que todos los niños llevan dentro, debemos crear una atmosfera no competitiva, donde la inclusión, la integración y la seguridad afectiva sea moneda corriente. En un contexto formativo y exento de competencia, la ansiedad por ganar, la exaltación, la histeria y el nerviosismo no tendrán asidero ni justificación. Por otra parte, algo fundamental. Sobre todo para aquellos que añoran revanchas personales y desean volver a conquistar sus propios sueños a través de la obra de sus mismos hijos. Como padres y entrenadores debemos ser siempre cautos y cuidados. Es necesario cultivar la paciencia y la sabiduría de saber que los hijos construyen en el rugby (y en la vida) su propio camino. El éxito y el fracaso siempre es personal y nunca nos envuelve. Debemos darle a los niños y a nuestros hijos la oportunidad de que ellos puedan cumplir sus propios sueños y no los nuestros… Por último, quisiera dejarles una reflexión final. Un mensaje que excede el deporte y transita la propia vida porque – como dijimos – el deporte y el rugby son la representación de la vida misma. Permítanme llevarlos a un plan menos mundano, y más profundo y espiritual. Todos en esta vida estamos para cumplir con algo. Nuestra existencia no es en vano sino que venimos a esta Tierra para cumplir un encargo. Tenemos una misión que le da sustento y sentido a nuestra existencia. Para ello, cada uno de nosotros (absolutamente todos) contamos con un talento para llevarlo adelante, para poder cumplir nuestra misión. Un talento que no es explícito o grandilocuente por lo general, sino mucho más pequeño, terrenal y mundano. Ese talento o herramienta que podemos llamar “mini talento” es el que nos permite ir en busca de nuestros anhelos, de nuestros sueños, de nuestro encargo y nuestra propia realización personal. Por otra parte, deberíamos ser consientes que ese talento no existe para vanagloriarse o dicho en lenguaje vulgar para “agrandarse”, sino para ser puesto al servicio de los demás. De nada sirve que ese talento descanse en uno sin la posibilidad de desarrollarlo y sacarle brillo, porque estaríamos perdiendo el sentido de nuestro ser. No tengas dudas. Todos estamos para cumplir una misión y el desafío pasa en primera medida por descubrirla. Aquellos que recorren y transitan su vida alejados de su misión, con seguridad transitarán un camino alejado de la plenitud y la realización. Se sentirán temerosos y frustrados, sin una brújula que les señale el sendero. Sin una luz que les marque el verdadero camino. ¿Pero que talento puedo tener yo? Posiblemente alguno se preguntará. Los talentos son muy diversos. Están aquellos que tienen alguna vocación artística como la pintura, la escritura o la música por ejemplo. Otros, tienen esa facilidad innata de hacernos reír y crear desde ese lugar ambientes agradables. Algunos nos facilitan la vida sabiendo hacer bien las cosas cotidianas. Están aquellas que cocinan y entregan alegría compartiendo sus platos; están aquellos que contagian optimismo en cualquier lugar o circunstancia. ¡ Ahí esta la misión. Descubrir nuestro talento implica sacar a la luz ese instrumento que nos posibilita ir en busca de nuestros sueños. En mi caso particular, no tengo dudas de que mi curiosidad para observar la realidad de una manera casi obsesiva constituye esa herramienta que me permite ir en busca de mi misión. Ese mini talento posibilita que a través de la pluma o la palabra pueda transmitir mi mensaje y desde allí ir en busca de mis anhelos y sueños. A no dudarlo. Solo conociendo nuestro encargo y yendo en busca de él encontraremos satisfacción, plenitud, paz y felicidad. Desde esta pequeña tribuna, arengo a cada uno de ustedes encuentre e identifique su misión en esta vida. Los invito a descubrir esos sueños que muchas veces parecen lejanos o tal vez difusos, con la seguridad de que en ellos no solo encontraran felicidad, sino que también podrán hacer felices al mundo que los rodea.

“Nuestros sueños se pueden transformar en realidad si queremos correr detrás de ellos.”


Por : Luiz Felipe Scolari



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