Por la gacetadeportiva""
"Fiti", Guerrero de la ovalada, reapareció este fin de semana en la primera línea "Verdinegra" y estuvo al nivel de sus compañeros.
"Fiti", Guerrero de la ovalada, reapareció este fin de semana en la primera línea "Verdinegra" y estuvo al nivel de sus compañeros.
Fue una aventura para Luis “Fiti” Guerrero. Con sus 53 años, un sábado cualquiera, se encontró con la casaca de Tucumán Rugby sobre su piel en un partido con la Primera. “Venía jugando en la Pre intermedia. No imaginé que me llevarían a Primera de nuevo”, reconoció el veterano pilar. El hombre de tez morena, voz suave y pausada es famoso en tierras “verdinegras”, más por su personalidad que por su despliegue dentro de la cancha.
“Fiti” tuvo que hurgar en su memoria y con esfuerzo pudo hacer una estimación de cuándo había jugado su último partido en Primera. “Tenía 44 años”, precisa. Los planetas se alinearon y Guerrero, con su rendimiento y esfuerzo, hizo el resto. Como el plantel superior tenía compromiso por el Nacional de Clubes y Tucumán Rugby debía presentar equipo en el torneo Iniciación local, fue elegido para reforzar el equipo de Primera. “Me dijeron: ‘vos vas a jugar el primer tiempo en la Pre y vas a ir a jugar en Primera’. Me sorprendí”, comentó Guerrero. “Es una forma de premiarme porque el staff está formado por chicos que jugaron conmigo”, agregó con un poco de timidez.
Para lo único que no se ruboriza es para la autocalificación. “El único viejo, viejo, en el equipo, era yo”, explicó con seriedad. ¿Experimentado no es más atinado? “No, viejo”, insistió. “El mayor debe haber tenido 23 o 24 años y yo me sentí como ellos, de esa edad”, recordó. “Bah, tenés que sentirte como los de 23 porque si no corrés, no llegás a las formaciones”, analizó Guerrero.
El dato, además de la valentía de “Fiti” de ponerse a la par de jugadores más de 20 años menores que él, demuestra el prolijo trabajo que se hace en las canteras “verdinegras”. “La preparación física es muy buena porque entrenamos todos juntos: Pre, Intermedia y Primera. Después se hacen las divisiones”, destacó. ¿Cuál es la meta? Que nadie se sienta titular en ningún equipo. Vaya que funciona. “Fiti” es ejemplo del éxito del método que también asegura que, en caso de lesionarse algún jugador, el que lo reemplazará estará en su nivel.
A “Fiti” el rugby le dio todo, desde su casa hasta su familia. “Soy lo que soy gracias al rugby”, definió. “Mi mujer la conocí trabajando en la cantina del club”, explicó Guerrero que todavía recrea y revive aquel momento en el que el flechazo se produjo con Selza Villalba. “Ella trabajaba en una casa de familia y fueron a hacer un cumpleaños en el salón. Ahí nos conocimos”, describió el episodio de hace 35 años y que, según sus palabras, fue el punto de amor más genuino que tuvo en la vida. Fue de los momentos en los que “Fiti” salía de la cocina para ir a entrenarse. “El rugby es todo para mí. Yo se lo comento a los chicos del club, que son conocidos míos aunque no vaya a sus casas o ellos vengan a comer un asado en la mía. El afecto que me transmiten es impresionante”, dijo apoyando en el respaldo de la silla.
En el Barrio Telefónico, a metros de la avenida Perón, “Fiti” es un personaje. “Me conoce medio Tucumán gracias al rugby”, dice con orgullo. “Hago trabajos de jardinería, se me abren las puertas como si nada, todo gracias al deporte. Me tienen mucha confianza”, vuelve a enorgullecerse del sentimiento que es muy difícil de generar en estos tiempos.
El origen
Si hubiese sido por él, “Fiti” nunca se hubiese acercado a la ovalada. Lo acercaron. El impedimento que se imponía Guerrero era el económico. Evidentemente, condiciones físicas le sobraban. Eso fue lo que advirtió Roberto Terán Vega. El famoso “Incendio”, CAP 2011 de la URT y símbolo del club de Marcos Paz, hizo posible su llegada al club. “Él me preguntó: ‘¿querés jugar? Le digo: ‘no, don Roberto, es un deporte caro para mí’. Pero él insistió. ‘Lo que te pregunto es si querés jugar al rugby’”, cuenta que le retrucó Terán Vega. “Al otro día cayó con un pantalón corto, una camiseta de esas cosidas tipo con hombreras, botines Sacachispas y las medias de hilo, que se mojaban y pesaban como 10 kilos. Comencé a jugar y nunca dejé. Terán Vega me dijo que me hizo esa propuesta porque me veía grandote para la edad que tenía, que era nueve años”, especificó Guerrero.
Los grandotes, como él se describe, tienen su destino en el pack de forwards. A “Fiti” lo transformaron en primera línea. “Siempre fui fuerte de pilar, a tal punto que había entrenadores rivales que en la charla decían: ‘hay que sacarlo a “Fiti” del partido’. ¿Y cómo lo hacían? Diciéndome negro panadero. ‘Vos no sos de ese club, que hacés ahí’, me gritaban. Yo me transformaba y me los comía vivos. Le hacía honor a mi apellido: me convertía en un guerrero dentro de la cancha”, contó.
Sin ser profesional ni haber formado parte de un seleccionado tucumano, “Fiti” dedicó su vida al rugby. Y todavía lo hace, aunque el final deportivo parece ser inminente. “Me escuchan anunciar desde hace 20 años que este es el último, pero creo que esta vez es verdad. Me gustaría seguir 100 más, pero...”, no terminó la frase, casi reflejando el deseo de que jamás se termine el juego.
“Fiti” tuvo que hurgar en su memoria y con esfuerzo pudo hacer una estimación de cuándo había jugado su último partido en Primera. “Tenía 44 años”, precisa. Los planetas se alinearon y Guerrero, con su rendimiento y esfuerzo, hizo el resto. Como el plantel superior tenía compromiso por el Nacional de Clubes y Tucumán Rugby debía presentar equipo en el torneo Iniciación local, fue elegido para reforzar el equipo de Primera. “Me dijeron: ‘vos vas a jugar el primer tiempo en la Pre y vas a ir a jugar en Primera’. Me sorprendí”, comentó Guerrero. “Es una forma de premiarme porque el staff está formado por chicos que jugaron conmigo”, agregó con un poco de timidez.
Para lo único que no se ruboriza es para la autocalificación. “El único viejo, viejo, en el equipo, era yo”, explicó con seriedad. ¿Experimentado no es más atinado? “No, viejo”, insistió. “El mayor debe haber tenido 23 o 24 años y yo me sentí como ellos, de esa edad”, recordó. “Bah, tenés que sentirte como los de 23 porque si no corrés, no llegás a las formaciones”, analizó Guerrero.
El dato, además de la valentía de “Fiti” de ponerse a la par de jugadores más de 20 años menores que él, demuestra el prolijo trabajo que se hace en las canteras “verdinegras”. “La preparación física es muy buena porque entrenamos todos juntos: Pre, Intermedia y Primera. Después se hacen las divisiones”, destacó. ¿Cuál es la meta? Que nadie se sienta titular en ningún equipo. Vaya que funciona. “Fiti” es ejemplo del éxito del método que también asegura que, en caso de lesionarse algún jugador, el que lo reemplazará estará en su nivel.
A “Fiti” el rugby le dio todo, desde su casa hasta su familia. “Soy lo que soy gracias al rugby”, definió. “Mi mujer la conocí trabajando en la cantina del club”, explicó Guerrero que todavía recrea y revive aquel momento en el que el flechazo se produjo con Selza Villalba. “Ella trabajaba en una casa de familia y fueron a hacer un cumpleaños en el salón. Ahí nos conocimos”, describió el episodio de hace 35 años y que, según sus palabras, fue el punto de amor más genuino que tuvo en la vida. Fue de los momentos en los que “Fiti” salía de la cocina para ir a entrenarse. “El rugby es todo para mí. Yo se lo comento a los chicos del club, que son conocidos míos aunque no vaya a sus casas o ellos vengan a comer un asado en la mía. El afecto que me transmiten es impresionante”, dijo apoyando en el respaldo de la silla.
En el Barrio Telefónico, a metros de la avenida Perón, “Fiti” es un personaje. “Me conoce medio Tucumán gracias al rugby”, dice con orgullo. “Hago trabajos de jardinería, se me abren las puertas como si nada, todo gracias al deporte. Me tienen mucha confianza”, vuelve a enorgullecerse del sentimiento que es muy difícil de generar en estos tiempos.
El origen
Si hubiese sido por él, “Fiti” nunca se hubiese acercado a la ovalada. Lo acercaron. El impedimento que se imponía Guerrero era el económico. Evidentemente, condiciones físicas le sobraban. Eso fue lo que advirtió Roberto Terán Vega. El famoso “Incendio”, CAP 2011 de la URT y símbolo del club de Marcos Paz, hizo posible su llegada al club. “Él me preguntó: ‘¿querés jugar? Le digo: ‘no, don Roberto, es un deporte caro para mí’. Pero él insistió. ‘Lo que te pregunto es si querés jugar al rugby’”, cuenta que le retrucó Terán Vega. “Al otro día cayó con un pantalón corto, una camiseta de esas cosidas tipo con hombreras, botines Sacachispas y las medias de hilo, que se mojaban y pesaban como 10 kilos. Comencé a jugar y nunca dejé. Terán Vega me dijo que me hizo esa propuesta porque me veía grandote para la edad que tenía, que era nueve años”, especificó Guerrero.
Los grandotes, como él se describe, tienen su destino en el pack de forwards. A “Fiti” lo transformaron en primera línea. “Siempre fui fuerte de pilar, a tal punto que había entrenadores rivales que en la charla decían: ‘hay que sacarlo a “Fiti” del partido’. ¿Y cómo lo hacían? Diciéndome negro panadero. ‘Vos no sos de ese club, que hacés ahí’, me gritaban. Yo me transformaba y me los comía vivos. Le hacía honor a mi apellido: me convertía en un guerrero dentro de la cancha”, contó.
Sin ser profesional ni haber formado parte de un seleccionado tucumano, “Fiti” dedicó su vida al rugby. Y todavía lo hace, aunque el final deportivo parece ser inminente. “Me escuchan anunciar desde hace 20 años que este es el último, pero creo que esta vez es verdad. Me gustaría seguir 100 más, pero...”, no terminó la frase, casi reflejando el deseo de que jamás se termine el juego.
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